Las manos duras por el trabajo, en una de ellas
cuatro dedos, según me contaste un chancho te quitó el quinto, un brasero
encendido, la olla humeando a un costado de tu banco de madera, aquel pequeño,
que parecía no estuvieras sentado, si no sólo en cuclillas, la mesa eran tus
rodillas …
De la olla sacabas sopa
humeante que colocabas en un plato de latón, en una mano la cuchara, en la
otra entre tus cuatro dedos... el pan , tenías un encanto especial al tomar las
cosas entre tus manos, luego sacabas unos
grandes huesos con carne…lo sostenías entre tus cuatro dedos apretabas tus
dientes a la carne y pasabas el cuchillo , aún no sé como no cortabas tus
labios … como me gustaba verte …como me gustaban tus pucheros.
Chiquito de
estatura, ojos celeste como el cielo, avivabas un poco el fuego, el paquete de
tabaco en tu mano …introducías tus dedos pulgar e índice. extraías una cantidad
que a tu boca llevabas y comenzabas a masticar y aunque yo solo tenia 7 años podía
ver el placer que te causaba, tanto como
a mí, verte y estar en ese cálido rancho de piso paredes de barro y techo de paja.
No sabes
cuantos recuerdos de ti guarda mi corazón Abuelo Acosta…abuelo que no eras mi
abuelo pero lo fuiste aunque no lo fueras.